no estés celosa y cabizbaja.
Ven que te cobije en mi regazo,
¿No sabes que te quiero y que te admiro?
Vuelve a posar tus ojos sobre mis labios;
ya sé que mucho me deseas,
que la magia se rompa en tres mil pezados.
Sonríe, acariciame y disfruta
del tacto de mi piel, de tu alegría;
de que mi voluntad no sea solo mía,
de que mi boca sea sólo tuya.
Mi amor, sigue así; cierra los ojos,
bésame y goza de mí cuerpo.
Yo acariciaré el tuyo, tan perfecto;
ya nada habrá m.as sincero que nosotros.
Quedémosnos al fin juntos, dormidos
abrazados en la cama, sonriendo,
ajenos a este mundo que no entiendo,
que no tiene que ver contigo ni conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario